Los desafíos legales derivados de la cerrada elección presidencial del 14 de abril y la renuencia del gobierno a comprometerse a una revisión completa siembran dudas sobre la sostenibilidad de la nueva administración en una Venezuela ya profundamente polarizada.

Venezuela: una casa dividida, el boletín informativo más reciente de International Crisis Group examina la elección presidencial producida luego de la muerte del presidente Hogo Chávez. Nicolás Maduro, el sucesor elegido por Chávez, ganó por un margen de menos de 1.5 por ciento imponiéndose sobre Henrique Capriles de la alianza Mesa de la Unidad Demócratica (MUD). La Oposición ha reclamado irregularidades y ha presentado una demanda judicial después de que el órgano electoral rehusara llevar a cabo una auditoría completa.

Los principales hallazgos y recomendaciones del boletín informativo son:

  • Un país polarizado se encuentra ahora claramente dividido en dos lados casi iguales que parecen irreconciliables. El diálogo y la reconciliación son esenciales para mantener la estabilidad, pero las dudas en torno a las elecciones deben ser clarificadas para que esto suceda.
  • El vacío de poder producido por la muerte de Chávez es una fuente de inestabilidad potencial. Un régimen político extremadamente personalizado ha sido reemplazado por una colección imprevisible de intereses grupales e incluso individuales. El gobierno de Chávez desmanteló elementos importantes de la democracia y del Estado de Derecho durante los últimos catorce años, y los costos están ahora siendo pagados por la población, con una tasa de homicidios entre las más altas del mundo y un creciente trastorno económico.
  • El gobierno de Venezuela debe reconocer que la marcada división del electorado exige la creación de un consenso, no de una agenda partidista. Debe tender puentes entre la oposición, el sector privado y la sociedad civil, y conducir al diálogo para reducir las tensiones y evitar la violencia.
  • La comunidad internacional ha sido en su mayoría indiferente o se ha quedado callada con respecto al deterioro de la democracia y el Estado de Derecho en Venezuela. Es tiempo de mensajes más fuertes, particularmente de vecinos y socios como Brasil y organizaciones regionales, con respecto a la necesidad de evitar la inestabilidad regional resolviendo el estancamiento político de manera pacífica y promoviendo la democracia, el Estado de Derecho y los derechos humanos, además de ofrecer asistencia en la mediación si así se solicita.

“Hay un abismo potencialmente peligroso que separa la insistencia del régimen de que el resultado de la elección sea reconocido como una condición para aceptar a la oposición, y la insistencia comprensible de la oposición de aceptar los resultados de la elección solo después de una revisión completa y transparente”, dice Javier Ciurlizza, director del programa para América Latina y el Caribe de Crisis Group. “Si se quiere evitar lo peor, los moderados (o pragmáticos) en ambos lados necesitan encontrar una manera de tender un puente sobre ese abismo”.

“Venezuela necesita urgentemente reconstruir su tejido social y político en una época post-Chávez”, dice Mark Schneider, Vice presidente y asesor especial para América Latina. “Necesita evitar la violencia política y aceptar los controles y contrapesos democráticos al hacer frente a los enormes desafíos de la delincuencia y del deterioro económico”.

Caracas/Bogotá/Bruselas, 16 de Mayo de 2013